sábado, 10 de mayo de 2014

NO ENTIENDO (TWEET DEMASIADO LARGO)

NOTA: Unos meses atrás decidí hacer mi último post para este blog, y luego cerrarlo. No le veía sentido mantenerlo cuando ya la Rusa había roto la maldición del deja vu, yéndose del país a reiniciar su vida en otro. En estos meses, Venezuela se nos vino encima, estemos donde estemos. Han matado amigos, han secuestrado vecinos, han gaseado y lanzado plomo contra los edificios de la zona donde vivía y donde aun me quedan afectos y familia. Hoy La Rusa decidió volver a escribir, a raíz de una controversia por twitter con dos personas que en mucho estimo, pero de las cuales en este momento, difiero. 



¿Saben qué "sirve", amigos? Guillotinar a Luis XVI y a Marie Antoinette. Fusilar al Zar y su familia en un sótano de Iekaterinbourg, y luego quemar sus restos en una fosa común. Clavarle un piolet en el cráneo a Trostsky. Detonar la calle y que el coche de Carrero Blanco salte por los aires hasta caer en la terraza interna de un edificio. Emboscar a Somoza en una carretera desierta y volarlo por los aires de un bazookazo. Y filmarlo para luego mostrarlo en festivales. 
Esas son las cosas "que sirven" para acabar con un hijo de puta, pero SÓLO LA IZQUIERDA tiene derecho a hacerlas. Los demás merecen condena y cárcel. Y eso no sólo lo piensa quienes están en el poder: también quienes se le oponen.  
Si los estudiantes venezolanos marchan con sus manos blancas: son pendejos y esa no es la via. Si hacen una guarimba: son violentos inútilmente y me coartan mi derecho al libre tránsito y esa no es la via. Si denuncian en el exterior lo que pasa en Venezuela: son ilusos y vendidos y serviles a intereses foráneos y esa no es la vía. Si hacen reuniones dentro de sus universidades o pupitrazos en las calles y los atacan y asesinan los parapoliciales chavistas: se están exponiendo a morir inútilmente, y esa no es la via. 
¿Cuál, entonces, es la vía, por Dios? 
Tengo mi TL lleno de personas a las que mucho estimo, en lo personal y lo intelectual, que sin embargo llevan meses dedicados a criticar ABSOLUTAMENTE TODO lo que se hace en la calle. Siendo ellos intelectuales, gente del arte, no he leido que hayan salido aun a una plaza a leer sus poemas, a cantar sus canciones, a poner sus voces, a EXPONERSE más alla de firmar carticas: a "embarrarse" como hacen otros de nuestro gremio, como hicieron en su momento Lorca y Eluard, incluso como Celia Gámez cuando cantó "Ya hemos pasao" celebrando la victoria del luego dictador Franco. 
La pasividad juzgando a la acción.
Llevo ya 5 meses fuera de Venezuela, y desde siempre he tenido por norte no criticar aquellos que hacen lo que mi comodidad, mis miedos y mis intereses creados me convencieron de no hacer. Bastantes broncas he tenido ya con gente que quiero defendiendo el diálogo y la integridad de la MUD como instancia. Pero sus reacciones son insólitas: atacan a título personal al Foro Penal, piden que no se impongan penas PERSONALES (no gubernamentales, no que van a afectar al país) a los intereses económicos de los más conspicuos gangsters de este gobierno, y luego desmienten a un funcionario norteamericano que testifica BAJO PALABRA en un país donde la palabra tiene un valor incuestionable. Y aún si eso no fuere cierto, si fuese tan sólo un equívoco: es evidente que la pasividad y el silencio de los partidos políticos apostaron siempre al fracaso de la rebelión, para erigirse luego en Salvadores de la Patria: son demasiado la misma mezquindad de siempre. 
No entiendo a Aveledo en sus ires y venir. Y peor aún: no quiero entenderle. Entiendo, sí, que Ramos Allup se haya mantenido a la sombra todo este tiempo, sólo para darse el gusto de un "momento brillante" en cadena nacional que se logró gracias a la presión de la gente en la calle, NO A EL NI A SU PARTIDO, para largarse un discursito que jamás entrará en los anales de la oratoria, ni siquiera en una rutina de standup. No entiendo de qué moral habla el partido Primero Justicia, cuando acepta en sus filas a un MISERABLE tamaño familiar como Ismael García, el mismo que el 11A comandaba a los paramilitares contra los manifestantes inermes (yo entre ellos). No entiendo que los partidos de oposición (y los incluyo a TODOS) no más ganan un poquito de votos por encima de los demás, pretendan imponer su opinión y derechos de pernada. 
No entiendo que en la oposición hablen de los abusos del gobierno que obliga a su empleados a marchar, cuando ellos hacen lo mismo con los suyos. No entiendo que digan que el gobierno usa los recursos de sus instancias, cuando ellos hacen lo mismo. No entiendo que se les llame showceros a Leopoldo y Maria Corina por comandar una rebeldía activa que ES LO UNICO QUE HA OBLIGADO AL GOBIERNO A SENTARSE A NEGOCIAR. Pero no entiendo que el trasfondo de Leopoldo y María Corina (y de Capriles y de todos) sea tan iletradamente retardatario, y que los debates que le proponen a la nación no sean del Siglo XXI sino del XIX. 
No entiendo y estoy harto de la homofobia manifiesta en gobierno y oposición, en la imposición del discurso católico y mariano como relato totalizante. Y que a todos les parezca tan normal. No entiendo que haya activistas LGBT que defiendan al gobierno que diariamente nos somete al escarnio y la burla del bullying de su poder. No entiendo que la lucha de un país se dignifique en las visiones de charlatanes y profetas: no entiendo que el pensamiento mágico nos invada cuando más racionales debemos ser. 
No entiendo que, a estas alturas, aun haya gente poniendo sus esperanzas en las charreteras: hasta para ser estúpido hay límites
No entiendo que hayamos dejado morir de manera tan humillante a Franklin Brito; y peor aún, que hayamos descalificado su decencia, por inusual en el país de los reacomodos y los oportunistas. No entiendo que a Lilian Tintori le haya sabido a mierda el drama de la familia Simonovis (entre otras tantas cosas) para ahora EXIGIRLE al país la solidaridad con ella y su marido, al que tampoco entiendo y en quien nunca he creído como político, pero a quien le reconozco el guáramo de hacer lo que hizo, por los móviles que fuera, pero que hizo. También reconozco a Capriles, pero tampoco entiendo que no termine de entender que es imposible enfrentar con los recursos de la democracia a un gobierno dispuesto a hacer LO QUE SEA, incluso exterminar al mas de medio país que lo adversa, para mantenerse eternamente en el poder. Que haya denunciado un fraude que nunca llegó a probarles a quienes se restearon con él (yo entre tantos). Que haya promovido un presunto video que luego resultó "encriptado", en lo que a todas vistas fue alguna negociación con el gobierno. Entiendo que la política es pragmática, pero no entiendo que nos crean tan idiotas y que pretendan venderse como solución cuando no son más que una prolongación del gobierno que es, a su vez, la magnificación impúdica de los males que le precedieron. Que si alguna vez alcanzan el poder, van a hacer lo mismo que los de hoy, pero en dirección contraria.
Y no entiendo que Capriles haya recogido velas para conservar su carrera política. Reconozco que él y los de su generación pudieran vivir fuera del país, tienen medios para eso. Pero también estoy al tanto de que la ambición política es un plan de vida. Hay quienes piensan en islas propias en el Mediterráneo, y quienes buscan una mención en los textos de Historia. Ambos son válidos, pero ninguno está por encima del otro. Ambos son ambiciones, sólo están hechas de distinta materia.
Tampoco entiendo que quienes tanto hicieron por colocar a Chavez en Miraflores, que pusieron a su servicio sus poderes mediáticos y económicos, ahora se pasen de bando sin asumir su responsabilidad de cara al país. Menos aún que supongan que debo solidarizarme con la caída que ellos mismos sembraron. No entiendo que tantos adecos sigan diciendo que con ellos se vivía mejor, sin reconocer la gran cuota que ese partido tuvo en la amoralidad que ha hecho metástasis en Venezuela. No entiendo a los comunistas que, aun hoy, cuando casi toda su bibliografía ha sido desmentida en la praxis, sigan tratando de explicar al mundo con manuales del siglo XIX, y dinamitando todo lo que no quepa en su estrecho corset teórico. 
No entiendo que aún haya gente que siga llamándole izquierda a una pandilla de mediocres y reaccionarios que bien han sabido medrar de las frustraciones ajenas, para luego ser iguales o peores que aquellos contra quienes lucharon. No entiendo que aún le sigan llamando Revolución a una monarquía familiar de 55 años en el poder, que ha descendido Cuba a niveles medievales.
No entiendo a quienes robaron todo cuando pudieron con la anuencia de Chávez, hoy vivan cómodamente dispersos por el mundo, maldiciendo sotto voce al gobierno que los enriqueció al tiempo que buscan nuevas alianzas con él para seguir desangrando sin fin las arcas públicas. No entiendo que gobiernos que se llaman adalides de la decencia, Estados Unidos a la cabeza, permitan que inviertan en ellos sus fortunas malhabidas. Sé que el dinero no tiene moral, y quien llega con las faltriqueras llenas, enseguida hallará aprobación y concurso. Entiendo que el Country Club se haya rendido al poder chavista y ofrezca sus terrenos a las ambiciones ecuestres de los nuevos millonarios, pero no entiendo que aún vayan por ahí jeremiqueando su dudosa solvencia moral. 
No entiendo la nostalgia por la arepa cuando no se hace nada por el país donde aprendieron a comerla.  
Como no sé, como no entiendo, prefiero abstenerme. Pero de igual manera pido a quienes sentencian desde la comodidad de sus dedos, que es SANGRE DE MUCHACHOS lo que corre por las calles de Venezuela, no efectos especiales; que esos niños están batiéndose, con las limitaciones propias de la edad, sin el respaldo de unos líderes pusilánimes y sin norte, y en el desconcierto de UN PAÍS PACIFICO que nunca imaginó tanto resentimiento en el prójimo, gracias a la estabilidad política y el individualismo de 40 años, que los llevó a cegarse ante problemas que no eran suyos, pero eran los problemas de otros muchos, y necesitaban solución. 
Mientras, las filas chavistas están decididas a restearse, aún con lo mas abyecto de su opción, para no perder el poder. 
Mi respeto y admiración está con los abogados que no han dormido desde que se agudizó este drama, buscando y sacando detenidos gratuitamente, denigrados de viva voz por los "buenos opositores" y apresados por el gobierno y sus prostituidos poderes. A quienes aprovechan cualquier rendija mediática oficial -un festival, un programa de tv- para recordarnos que la sindéresis aun es posible. Mi respeto también a aquellos que sacan de sus bolsillos personales para la batalla: desde el artista que dona la ganancia de sus presentaciones, hasta el anónimo que se acerca con una botella de agua y un poco de comida para los muchachos. Y a los que acá en Miami (no todos son unos degenerados, como muchos en Venezuela parecen o les conviene creer) hacen colectas para mandar medicamentos a unos manifestantes que nunca conocerán.
No entiendo, eso sí, la absoluta irresponsabilidad de quienes, en estas costas y aquellas, piden al cielo "que se arme un peo grande" que haya muchos muertos: no entiendo a quienes apuestan por una guerra civil, de uno y otro bando. No entiendo a los dirigentes opositores, que aún sabiendo que hay vándalos infiltrados entre los manifestantes -mandados por el gobierno, o simple lumpen amoral- les permitan hacer desastres sin detenerlos: ellos también están apostando al caos, mientras los partidos rivales -de la propia oposición- apuestan a su fracaso y enjuiciamento. Algún día podremos medir cuánto le han costado al país las miserias de nuestros partidos. 
No entiendo a quienes piden una intervención americana, pero tampoco a quienes SÍ PERMITEN Y APLAUDEN la vergüenza de ser la mujer abusada por una isla mendaz como Cuba y llamen traidora a María Corina cuando ellos aceptan el control de TODOS los poderes de la Nación por una fuerza de ocupación extranjera. Que no les dé asco que, junto a su bandera, ondee la de otro, ni que en sus actos se cante un himno ajeno que ofende también a los cubanos, porque ni cantarlo saben. 
No entiendo que digan ser herederos de Hugo Chávez, un charlatán con demasiadas ambiciones que se ganó la lotería de un país, y decidió COMPRARSE UNA ÉPICA de revolucionario que nunca fue. Y que toda la llamada izquierda, chula, abyecta y tarifada, le aplauda y eleve a los altares, usando la religión y la ignorancia para someter a su feligresía. Jamás Marx imaginó que se haría eso en su nombre. 
No entiendo a los chavistas que, siempre que tienen un chance, explotan de complacencia por los muertos y heridos ajenos, y fingen dolerse por los suyos, que tampoco les importan. No entiendo que se digan revolucionarios, cuando su ÚNICA razón para aplaudir al chavismo es el BENEFICIO PERSONAL que han recibido: la bequita, la chambita (o el contratote) y el mediquito cubano que en condiciones de esclavitud por deudas, les atiende mientras busca la manera de escapar del infierno de los barrios venezolanos rumbo a la tierra prometida de Miami. No entiendo que los opositores digan con orgullo que son escuálidos, majunches: que dignifiquen la ofensa. No entiendo que aceptemos ser llamados "de derecha" por boca de una derecha militar, podrida, farsesca. Que famosillos de medio pelo sean ahora "la progresía del Proceso", nombre, casualmente, conque los militares argentinos llamaron a su dictadura: El Proceso. Entiendo que un gobierno en la más absoluta orfandad ética, acepte pagar los servicios de las rameras que se ofrecen como voceras, pero no entiendo que no les dé ni un poquito de vergüenza a los chavistas que esa Corte de los Milagros sea la crema de su intelectualidad. Y escupo sobre todo aquel que intente juzgarme desde la bajeza de esa condición que se buscaron por falta de liquidez y trabajo en televisión. 
Pero sobre todo, no entiendo que aun haya gente, muchachos y muchachas, hermosos como mañanas de domingo, queriendo defender lo que el resto del país, sus mayores, no fuimos capaces de garantizarles. Que no hayan mandado al carajo a todo y todos, no se hayan ido a pasar trabajo pero a tener futuro en otros países, como hemos hecho tantos, y que sigan ahí, tercos, inmortales, optimistas, creyendo que es posible aun lograr algo por la vía de la decencia en un país que se nos va pudriendo hasta la médula. 
A ellos es a quienes menos entiendo, pero sólo Dios sabe cuánto les admiro. 

4 comentarios:

  1. Camilo, gracias por expresar tan crudamente, pero a la vez con belleza intelectual, lo que sentimos muchos. Admiro tu sinceridad y sensibilidad.

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  2. Guaaaooo!!!!....cuanta cosas verdaderas en este escrito, y sabe......yo tampoco entiendo.

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  3. Aplaudo y comparto tu opinion. Me asusta pensar que es una lucha contra el tiempo y si las partes que se oponen al comunismo no juntan fuerzas y ponen el interes del pais por encima de intereses personales no habra forma de lograrlo. La experiencioa de Cuba lo dice, pero nadie aprende por experiencia ajena. Mi admiracion para esos estudiantes que se enfrentan a un gigante. Me duele la apatia de los demas, aun de esos que dicen llamarse oposicion.

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  4. Escribo anónimamente porque me da vergüenza reconocer que mi primera reacción ante tanta desgarradora verdad y honradez intelectual fue toda emocional Camilo: angustia contenida que se fue convirtiendo en lágrimas y que terminó en sollozos. Suscribo cada una de tus palabras que bien sé salen de lo más profundo de tu ser. Le zumba el merequetén que Venezuela (país al que nunca he ido y que sólo conozco por referencias) me duela tanto. Mientras esos muchachos y muchachas se mantengan firmes y en la calle no pierdo las esperanzas de que lo logren. Y te deseo el exito que mereces en el nuevo programa de Alexis.
    Un cubano de Miami.

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