miércoles, 27 de octubre de 2010

El último gotán de Nerkich (*)


Susana Rinaldi, la gran cantante de tangos, me comentó una vez que Cuba era el único país del continente donde a los argentinos "se nos quería bien". Y atribuía tal empatía a que ambos nos sentíamos excepcionales como identidades patrias, sabrá Dios basándonos en qué errónea data.
 Oíd el ruido de rotas cadenas / ved en trono a la noble igualdad”, cantan en los actos patrióticos de Argentina y en las orillas de la isla les responden: “en cadenas vivir / es vivir en afrenta y oprobio sumidos. / Del clarín escuchad el sonido / a las armas, valiente, corred”.  Y en Buenos Aires rematan “y los justos del mundo proclaman / al gran pueblo argentino: ¡salud!
Y no lo dicen porque el pueblo argentino haya estornudado: es que la misión de los hacedores de himnos y los patriotas, patrioteros, lameculos y oportunistas del nacionalismo es tejernos leyendas de gran cosota, así seamos una cagarruta de chivo. Nuestros hijos son siempre los más valientes, nuestras mujeres las más bellas, nuestros cielos los más azules, y nuestra sangre la que más profusamente se derramó por alcanzar la libertad. Hasta a José Martí se le volaban los tapones cuando hablaba del tema. Hiperbólico, proclamaba que en esos casi 111.000 kilómetros de colonia española se estaba decidiendo la suerte de la Humanidad, el futuro del Planeta, la Dignidad de la Raza y hasta la final de American Idol. Martí era más épico que Tolkien. Y para que vean cuán exactas fueron esas predicciones: Cuba lleva más de medio siglo ausente del mundo y a todos les ha ido del carajo sin ella.
Los argentinos también se las traen. Lograron la proeza de venerar a la misma persona desde la izquierda, la derecha, el norte y el sur: Juan Domingo Perón, un militar abiertamente pronazi que elevó a categoría de deidad pagana a su primera mujer, y arruinó el país -y la psiquis del país- hasta el sol de hoy.
No hemos sido muy agudos en nuestros dos países a la hora de diseñarnos un destino.  Será que los intelectuales se dedicaron a escribir lo mejor posible y el pueblo a pulir los pasos de sus bailes y las armonías de sus músicas, que les dejamos la política a los políticos, o a los militares, que son los políticos por antonomasia en este continente-cuartel. Y así hemos ido de desazón en desazón, de zancadilla a dictadura, esperando una salvación que sólo llegará cuando entendamos que las naciones son responsabilidad de todos y no de unos cuantos disfuncionales que se creen El Mesías.

Al conocer la noticia de la repentina muerte de Néstor Kirchner, me viene a la mente un dato curioso: el patrimonio de esa familia ha crecido un 710% desde que llegaron a La Casa Rosada. Así sí vale entregar su vida a la Patria y sacrificarse por ella hasta morir de infarto.
Claro, nada de esto será mencionado en el elogio que se haga de él en los días profusamente kitsch que tenemos por delante: la Historia la escriben los que tienen la sartén por el mango. Pero, por desgracia para ellos, el mango no permanece siempre en las mismas manos y al final todo se sabe. A menos, claro, que seas argentino o cubano, que sólo escuchamos lo que queremos oír. Y así nos va.
Debe ser por eso que nos queremos bien, como me dijo La Rinaldi.

(*) el vesre es una jerigonza rioplatense que consiste en invertir las sílabas (re-vés = ves-re) muy usada por tangueros.

1 comentario:

  1. Tocayo, este post es una delicia de principio a fin, lástima que tengas tanta razón. Tanto ellos como nosotros merecíamos mejores destinos.

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