martes, 10 de mayo de 2011

NARCISO, EL BYPASEADO (PARTE UNO)


Narciso López

No hay nada que disfruten más los gobiernos que usar empatías históricas para justificar sus relaciones internacionales. 

Tras las inverosímiles hipocresías de los Jefes de Estado, hay siempre un equipo que trabaja sin descanso por hallar en el pasado eventos que avalen un presente de pipiagarrismo (1). Sólo los buenos, jamás los malos, que no les parece de buen tono que Obama visite Japón y recuerde el par de bombas nada sexy que su país les obsequió. O que Medvédev, en una cena con el primer ministro checo, suspire largo y diga: no habíamos vuelto acá desde la invasión del 68: qué tiempos aquellos…

Todos sabemos que la pretendida “hermandad” entre naciones es sólo conveniencia política, económica o resignación geográfica. Pero los estadistas creen que lucen menos falsos sus abrazos si con ellos evocan a un alguien que fue amigo de un tal, allá por el siglo no sé cuánto. Cuando encuentran unos así, hay que darles candela para que los suelten, porque hasta les da por intercambiar huesos y reliquias. Pero qué se les va a hacer: necesitan muletas históricas donde apoyar todo aquello que no logran resolver con las leyes de la lógica o la simple sinceridad.

Hice la universidad en un Instituto llamado Pablo Lafargue, que en realidad fue Paul: un francés hijo de franceses que nació en Santiago de Cuba cuando los cubanos eran ciudadanos españoles, y que abandonó la isla a los nueve años para no regresar jamás. ¿Por qué, entonces, mereció una facultad de lenguas extranjeras en La Habana? Simple: porque fue yerno de Karl Marx

¿Qué mejor recurso para legitimar la adhesión de La Revolución Cubana a los principios de la Dictadura del Proletariado que un santiaguero que se la metía hasta donde dice collín a la hija del autor de El Capital? (2 y 3)

Algo parecido estará sucediendo ahorita en dos orillas de la mar Caribe. Una parranda de asalariados busca desesperadamente cómo darle lustre histórico a la frenética sociedad político-militar entre los gobiernos cubano y venezolano. Un cable telefónico bajo las aguas parece, pero no es un cordón umbilical. Y que los indios caribes de aquí fueran a comerse a los taínos de allá, tampoco es el mejor ejemplo de hermandad.

Que los hay, claro está. Y de sobra. Pero de poco sirve evocar al venezolano Carlos Aponte, asesinado en 1935 junto al cubano Antonio Guiteras, si primero hay que explicar que Tony Guiteras fue un brillante político que además era bizco. La foto de un virolo no es apropiada para presidir la firma de ningún acuerdo bilateral, así sea en materia oftalmológica. Como tampoco los amores lésbicos entre dos de nuestras más insignes escritoras son suficiente aval para la Misión Barrio Adentro ni la guaracha Pa que tú lo bailes, mi son Maracaibo, hace más llevadera la impertinente y mutua cuchareta metida en los asuntos internos de ambas naciones.   

Por suerte tienen a José Martí, que es, a la politiquería, lo que París fue a Ilsa y Rick, los protagonistas de “Casablanca”. Siempre tendremos París, dice él en la escena final del clásico de la Warner. Siempre tendremos Martí, dirán los historiadores. Martí escribió tanto y de tantas cosas, que siempre se consigue algo por ahí que funcione. 

Sin embargo, el lazo más fuerte y realmente indestructible “entre nuestros dos pueblos” está a la vista y todos se hacen los locos para no mencionarlo: y es que la bandera cubana es invento de un venezolano. Específicamente de un caraqueño llamado Narciso López. (1798-1851)

¿A que se debe tan grosera amnesia? 

(continuará...)
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NOTAS

1) "Andar de pipí agarrao": expresión coloquial venezolana que denota amistad excesiva. 

2) "Meterla hasta donde dice collín": expresión coloquial cubana que se inspira en la marca de machetes Collins, cuyo nombre aparecía en la hoja, junto a la empuñadura. 

3)  A Paul Lafarge se le conoce mayormente por su ensayo, El derecho a la pereza, donde augura que, en una sociedad dirigida por el proletariado, la maquinaria dejaría de ser una generadora de desempleo y pobreza para convertirse en la vía para "trabajar lo menos posible y disfrutar intelectualmente y físicamente lo más posible". Mientras los demás intentaban soliviantar a los obreros para que se rebelaran, él ya andaba pensando en los feriados. 

3 comentarios:

  1. Sencillamente genial! Espero la segunda parte, y espero que sea pronto!
    Un abrazo

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  2. Necesito ese segundo capítulo ya. No me gusta esto de que la Rusa escriba por entregas, prefiero que las historias se resuelvan en un mismo acto. Pura impaciencia. Genial!!!

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  3. No nos dejes esperando mucho tiempo la segunda parte!!!!

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