martes, 22 de noviembre de 2011

LAPSUS CARNIFICIS


La foto equivocada: En el centro, Arnaldo Ochoa, confundido con Leopoldo Cintra,
junto a Fidel Castro.


Dos décadas silenciando ese apellido, y el propio Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) cubano, comete la gaffe de ponerlo a circular nuevamente, con motivo del nombramiento de Leopoldo Cintra Frías como su nuevo ministro, quien sustituye, por mudanza definitiva al Reparto Bocarriba, a Julio Casas Regueiro.

Leopoldo (Polito) Cintra Frías, the original

Así andará de mala la digitalización de los archivos del poder, o la presbicia del archivista. O tal vez las siete décadas de vida traicionaron al guajiro “Polito”, y buscó en el album equivocado. El caso es que la foto que Prensa Latina envió a los medios, con un pie que indica que fue tomada el 15 de enero de 1972, durante unas maniobras militares en Cuba, no es de Leopoldo Cintra Frías junto a Fidel Castro, sino de Arnaldo Ochoa Sánchez, el general enviado al paredón de fusilamiento por su vecino de foto, en un confuso caso de narcotráfico y negocios turbios que a todos nos dejó la certeza de un ajuste de cuentas entre el Mandante en Jefe y un discípulo que quizás conspiraba para derrocarlo, con esas artes ladinas tan propias de esa carrera.

Arnaldo Ochoa

Poco después de ese asesinato disfrazado de purificación,  comenzaron a aparecer por La Habana escuetos letreros de 8-A, en alusión al apellido del muerto. A la vuelta de un año, ya lo habíamos olvidado. La monarquía se ha encargado de que el horizonte de todo cubano sea la próxima comida. Los santeros predijeron cosas terribles, y precisamente en ese año, 1989, cayó el comunismo en Europa. Pero eso fue obra de la Historia, no de Ochoa, respetado entre quienes saben de eso, por ser un hábil estratega y por contrabandear maderas preciosas y diamantes de sangre durante la larga aventura cubana en el África. 

Los amantes de lo esotérico, dirán que el general está de vuelta del más allá a reclamar lo suyo, cual padre de Hamlet o de Simba, y que Polito Cintra arrancó con mala pata su vida de ministro. Yo prefiero ver en la foto una metáfora del mundo militar, con sus cortas fidelidades y su largo historial de conjuras y traiciones. Ahí está Ochoa con su soberbia verde y su panza incipiente, junto a quien, 17 años más tarde, tras condecoraciones y elogios, lo enviaría al pelotón con la misma ligereza con que seguramente el general envió a otros durante su larga aventura africana. Y tras la víctima y el victimario, a punto de saltar del tanque, está el Teniente Coronel chileno Roberto Federico Souper Onfray, quien apenas un año después de este memorable paseo, intentaría darle un golpe de estado a Salvador Allende, lo que finalmente logrará Augusto Pinochet, el 11 de septiembre del mismo año.

Dios los cría y la profesión los junta.


Fidel Castro y Augusto Pinochet



1 comentario:

  1. Raro que no hayan comentarios para este artículo, así que abro fuego. Impagable la foto, estúpido el lapsus mentis de los documentalistas del MINFAR y muy conveniente tu reflexión sobre el mayor crimen de Estado perpetrado por Castro con la venia de sus palmeros del ejército y sus jueces de postín.
    Por afectos cercanos conozco bien a la familia Ochoa. Jamás he tenido el valor de preguntarle a sus hijas nada con respecto a la muerte de su padre, pero sé que la sufren hoy igual que veintitantos años atrás.
    Celebro que La Rusa recuerde este capítulo amargo de nuestra historia. Las nuevas generaciones de cubanos tienen derecho a saber la verdad.

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