domingo, 10 de octubre de 2010

Carlos Manuel: un hombre recto y un destino torcido


Carlos Manuel for Dummies

El Carlos Manuel de Céspedes de mi infancia era un señor con parálisis facial producto de un mal pintor, que estaba posado encima de la pizarra de mi aula y miraba la nada con ojos estrábicos y tristes. Aún no lo habían descolgado para poner en su sitio –físico e histórico- la imagen del Ché que hizo Korda. De hecho, el argentino aún estaba vivo y metiendo la cuchareta por medio mundo.
Cada 10 de Octubre se hacía un acto en el patio de mi colegio para recordar El Grito de Yara, cuando el bueno de Carlos Manuel salió al patio de su ingenio La Demajagua, y de una concedió la libertad a sus esclavos y con apenas 147 hombres –llegaría a tener 17 000- decretó la libertad de Cuba y su empeño en hacerla cierta. En esos actos di mis primeros pasos como actor, as Carlos Manuel.  Con un bigote de corcho quemado por todo armamento, le daba la libertad a una tropa de negritos pintados con betún porque en mi escuela no teníamos originales.  Eran instantes emotivos para mí, la maestra, nuestras madres y la digna representación de pequeños Al Jolsons que me acompañaba.
En algún momento entre ese patio y hoy, se extravió Carlos Manuel, y el 10 de octubre terminó siendo si acaso una calzada ruinosa y maloliente de La Habana. Hoy, a 142 amaneceres de aquella fecha, el diario Granma de Cuba puso en primera plana un recuadro perezoso con un fragmento del discurso que dio Fidel Castro 42 años atrás, en el Centenario de La Demajagua, muy por debajo en importancia y presencia que la más reciente Reflexión del Compañero, empeñado como está en que se acabó lo que se daba y aguántate de la brocha, que los iraníes se llevan la escalera.
Me temo que hay un marcado interés en que nos olvidemos de él, sabrá Dios por qué perverso motivo. La Orden de Carlos Manuel de Céspedes fue nuestra Legión de Honor hasta que, en 1979, fue cambiada por la Orden José Martí. La de Céspedes no fue siquiera degradada: se eliminó y no por falta de espacio, porque existen condecoraciones con los nombres de varios emblemáticos del establishment, incluidos Carpentier, quien nunca renunció a su impostado acento francés, la suicida Haydeé Santamaría -el suicidio, para católicos y comunistas, es pecado, por más razones que la pobre mujer haya tenido para querer morirse- y el oportunista Juan Marinello, quien, por ser,  hasta fue ministro sin cartera del gobierno de Fulgencio Batista.  Algo hay en contra de este hombrecito con la vida resuelta que bien pudo hacerse viejo produciendo azúcar sin meterse en líos, que era bajito y bien parecido -por más que el grabado de mi colegio se empeñara en demostrar lo contrario- y también inteligente, deportista, amante del ajedrez, exitoso con las damas y hasta competente componiendo melodías: co-escribió la música de La Bayamesa, la más antigua canción de amor que se recuerde en Cuba, con letra del poeta José Fornaris
No recuerdas, gentil bayamesa,
Que tú fuiste mi sol refulgente,
Y risueño, en tu lánguida frente,
Blando beso imprimí con ardor… (*)
Con la edad que tengo yo este domingo, Carlos Manuel fue declarado primer Presidente de la República de Cuba en Armas y seis años más tarde, depuesto de ese cargo por la misma Cámara de Representantes que ayudó a crear y a la que otorgó el poder para destituirlo, a la espera de un salvoconducto para abandonar el país que nunca llegó y sin la escolta que le correspondía y le fue retirada, dio con su pierna renga y sus ojos casi inservibles en el poblado de San Lorenzo. Ahí  enseñaba a los niños de la zona a leer y escribir cuando lo encontraron los españoles del batallón de San Quintín porque alguien lo delató (si en este continente hubiera un panteón para los traidores, sería tres veces mayor que el de los leales). No se entregó: tuvieron que matarlo como antes habían matado a su hijo, al que quisieron usar para negociar una rendición que jamás aceptó. Carlos Manuel perdió a su primogénito y así ganó el honroso título de Padre de la Patria.
Así era de verdad.
Hoy, el Manifiesto del Diez de Octubre, carne de sus desvelos, sigue siendo una dolorosa aspiración
Nadie ignora que España gobierna a la Isla de Cuba con un brazo de hierro ensangrentado (...) que teniéndola privada de toda libertad política, civil y religiosa, sus desgraciados hijos se ven expulsados de su suelo a remotos climas (…)  la tiene privada del derecho de reunión (…) no puede pedir remedio a sus males sin que se la trate como rebelde y no se le conceda otro recurso que callar y obedecer...»

Sólo habría que cambiar la palabra España.
-0-
Hoy abrí el periódico en Caracas y encontré que era 10 de octubre. Y recordé el epitafio que siempre he imaginado sobre la tumba de Carlos Manuel: “No pisar el Céspedes”.
Al menos no más de lo que ya lo han hecho.
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(*) No confundir con La Bayamesa de Perucho Figueredo, actual Himno Nacional. Y menos aún con la canción homónima de Sindo Garay de dónde se extrajo la frase “lleva en su alma la bayamesa” para describir a alguien que es homosexual y se empeña en disimularlo.

2 comentarios:

  1. Entrañable, querido Camilo !
    Aqui la letra entera de esa bayamesa :

    "¿No te acuerdas gentil bayamesa
    Que tu fuiste mi sol refulgente
    y risueño en tu languida frente
    blando beso imprimi con ardor?
    ¿No te acuerdas que en un tiempo dichoso
    Me extasié con tu pura belleza
    Y en tu seno doblé mi cabeza
    Moribundo de dicha y amor?
    Ven y asoma a tu reja sonriendo;
    Ven y escucha amorosa mi canto;
    Ven, no duermas acude a mi llanto;
    Pon alivio a mi negro dolor.
    Recordando las glorias pasadas
    Disipemos, mi bien, las tristezas;
    Y doblemos los dos la cabeza
    moribundos de dicha y amor."

    Hay una version anonima y olvidada, de un tono rebelde y con la misma linea melodica que la de Fornaris. Dice asi :

    "¿No recuerdas gentil bayamesa,
    que Bayamo fue un sol refulgente,
    donde impuso un cubano valiente
    con su mano el pendon tricolor?

    ¿No recuerdas que en tiempos pasados
    el tirano exploto tu riqueza,
    pero ya no levanta cabeza
    moribundo de rabia y dolor?

    Te quemaron tus hijos; no hay queja
    que más vale morir con honor
    que servir al tirano opresor
    que el derecho nos quiere usurpar

    Ya mi Cuba despierta sonriendo
    mientras sufre y padece el tirano
    a quien quiere el valiente cubano
    arrojar de sus playas de amor."

    Luego estaba aquella de Sindo Garay y que la Maria Teresa Vera cantaba en ayunas (eso decia el amigo Jorgito por lo desganao del canto que tanto la caracterizaba).

    " Tiene en su alma la Bayamesa
    triste recuerdo de tradiciones
    cuando contempla los verdes llanos
    lagrimas vierte por sus pasiones.

    Ella es sencilla, le brinda al hombre,
    virtudes todas y el corazon
    pero si siente
    de la Patria el grito
    todo lo deja, todo lo quema,
    ese es su lema, su religion."

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  2. Como siempre, Javi, inclino mi chapeau ante tu sapiencia. Aquí entre nos: cuando sea grande quiero hacer un blog como Memorandum Vitae... aunque me sigues debiendo el chisme de Marta Abreu

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